estar unida al surco
a la espiga
a la hogaza de pan
a la semilla
a la grandeza de los arboles
que regresan del frio
con sus hojas lustrosas y pequeñas
ser la fragancia el color
la forma de los azahares
que estallan en el aire
de cada primavera
sentir entre las venas
el alboroto de la sangre
en medio de las dudas
entre los cambios y la espera
la fatiga enredada en mis huesos
me aprisiona y golpèa
soy como un ciego
que camina a tientas
buscando el equilibrio
la fuente original y eterna