Te busco en la actitud funerario de las noches
y en la desvelada intención de la claridad olvidada.
Allí donde las volutas oscuras de la vida son relámpagos rápidos.
Ausencia lineal de ojos que deberían verte.
Te busco en las aguas consumidas que olvidaron su intención
y como hombre camino sobre derroteros inciertos buscando
las huellas de pasos que son míos y desamparados.
Hay ilusiones en estas intactas oscuridades
y hay medidas que callo en la sensación desmedida
de estas venas, arterias, que llevo conmigo
como fuentes contenidas buscándote.
Te busco en el lamento de las noches calladas
y me corto la piel en pequeñas vetas de deseo.
Son heridas acostumbradas,
tardíos dolores tempranos
que se mezclan con el reloj de estas noches en punto.
Esas campanadas que suelen dar las horas mecánicas
en el reloj de la realidad oceánica y que confunde.
Y hay puertas oscuras en medio de esta noche
que huelen a pescado podre y dulces amargos.
Pero sigo buscando la medida desmedida
de estas paredes que me encierran
con colores de betunes y espumas negras.
Hay vidrios con tu nombre que me confunden
y fotógrafos llenos de cenizas que me insultan.
Lo imperecedero de mi intención hace canciones
que canto cuando la noche me confunde
en la esperanza de que las escuches.
Un golpe de ola rápida me deja el canto en la medida
justa de la mitad sin más derrames.
Me confundo en la estrofa
y entonces surge tu nombre
y la noche se hace clara y claro te siento y… te veo
venir hacia mi como la claridad emerge después
de la oscuridad.