Preñada está la luz de amor gozoso,
bombos y tambores callan rezando,
la muerte ha muerto, y Dios resucitando,
su esencia en plenitud da generoso.
Colmada está la fe de olor glorioso,
ritos y creencias se van guardando,
la vida ha vuelto, y Cristo palpitando,
su promesa en la cruz da silencioso.
No visto indumentaria nazarena,
ni cargo a mis espaldas los maderos;
mi traje es el que mi pensar me llena,
prefiero deambular con pies ligeros,
pero ante Dios muerto y resucitado
mi duda en certidumbre ha germinado.