Cuando des dos pasos
y no sientas nada,
a pesar del frío
que roce tu cara.
Cuando notes hielo
y sed en el alma,
porque está vacía
de fe y esperanza.
Cuando el mundo corra
pero tú no avanzas,
porque estés temblando
con fiebre muy alta.
Cuando todos recen
y tú, sin palabras,
dirijas al cielo
la vista cansada.
Cuando veas hombres
que ríen y aman,
mientras tú, nervioso,
no encuentres la calma.
Cuando todo esto,
te aturde, y que pasa,
prefieres la muerte
a duras resacas.
Pero no te rindas,
busca una toalla,
y seca, sin miedo,
el llanto y tus lágrimas.
Porque habrá unos brazos
y en ellos tu cama,
con unas pupilas
que miran y cantan
para darte el beso
que tanto anhelabas,
y el amor a un niño
buscando su nana.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/03/24