HUBO UN TIEMPO QUE...
Hubo un tiempo que fui espera,
el cristal obligaba soledad.
Veinticuatro horas es un mundo
sin gravedad; es necesario
El caos en la sintaxis para
que el verbo espere aposento.
La espera nunca es un singular,
pero cuando te toca nunca ves
la muerte: adjetivo bien esperado
no puede faltar en un verso
para la agonía del nunca.
Todos esperamos: esperamos
a una madre, a un padre,
a los hermanos; lo único que
cambia de igual a igual
es la espera: personal,
intransferible, delicada,
mimosa, sorprendente.
Todos esperamos,
pero no todos tienen un cristal
obligado y qué no venga
la muerte a completar
la estrofa de: amar es
parar de esperar.
Andrés Lakota.