En tierra virgen y tiempo muerto
la soledad se cierne sobre ella.
Entre los abetos mira a unos tórtolos
en un tórrido romance,
recoge sus pasos y en el silencio
el crepitar de las hojas.
¡Oh vergüenza ajena!
en su huida tropieza con un galán
y en el cruce de las miradas
la flecha de Cupido los hiende.
Con el paisaje lleno de matices
van por la senda del amor á paso tardo
y la luna sonriente los engalana.