Rosario_Bersabe

El grito de la ira

Despertó el fantasma del encono y penetró en las venas como ascua incandescente.

Sucumbió el encanto en un segundo, en el tiempo que dura el grito de la ira.

La herida de la sangre goteó con un gorjeo silencioso,

como el aliento que se escapa por las rendijas del alma y muere sin salir de los labios.