Amanecí con el sabor,
de tus besos en los labios
y el resquicio de tus huellas
adheridas a mi piel.
En mis oídos resuenan
tus promesas susurrantes,
como agua que aplaca
los vestigios de la sed.
Los latidos y mi pulso
solo pronuncian tu nombre,
cuando tus manos se aferran
a cada espacio en mi ser.
Siento el calor de tus brazos
acunándome hasta el alma
y a mi razón se le escapa
un suspiro al fenecer.
María Alejandra Amarilla © 2024
Córdoba, Argentina