Siento el tiempo correr veloz… y miro hacia arriba y veo
las nubes moviéndose con rapidez diciendo adiós con
humo oscuro y me miran caprichosas pero bajan la
mirada y entonces no dicen nada…siguen su andar muy
calladas como si fueran obligadas a marcharse sin hablar.
Yo dudosa les devuelvo la mirada que es de hecho un
preguntar esperando que me digan si ellas te han visto
en su imperturbable andar. Que necesito saber dónde
encontrarte para pedirte que a mi vengas porque te amo
y quiero contigo estar especialmente esta noche lluviosa.
Ah, silencio malvado. ¿Por qué condenas mi alma a esta
vida que se quedó vacía al perder el amor que creía que
merecía tener? Pero… ¿Qué ven mis incrédulos ojos?...
¡Comenzó a salir el sol y viene con rayos mágicos que
iluminan la esperanza de reencontrarme con tu amor!…
¡Qué precioso amanecer! Mis brazos por momentos fuerte
a mi pecho se abrazan y por otros a lo alto se alzan en
plegaria pidiéndole al destino para que nuestros yermos
caminos se unan en un único y prodigioso sendero de amor
lleno de apogeo vuelto eterno en este tiempo apurado .
Amelia Suárez Oquendo
02/04/2024