¡“Te quiero, viejo”! Siento que de atrás me dicen,
y un fuerte abrazo me sofoca con cariño suave
transmitiendo a mi alma su alma amada.
“También te quiero, hijo”. Dicho lleno del orgullo
de ser padre de ese hijo y uniendo en él a todos,
retoños ya crecidos y que han sido lo feliz de lo vivido.
Y es así de simple lo que quiero yo decirles,
porque en lo simple están las grandezas de la vida
y es muy simple el saberme padre amado.
Ver felices a los frutos procreados, más felices
y mejores de todo lo que pude yo haber sido
es un rotundo haber cumplido con el ser de mi existencia.
Y sabiendo que he caído y a pesar de mis caídas
sé que piensan en mí como el ejemplo y sin pudores
me lo han dicho y demostrado. Y yo he querido en este canto
perpetuar lo que siento al ser honrado por la honra
más valiosa de todos los laureles que en la tierra
pueden coronar a un hombre que fue padre.
Perdón por la inmodestia de decirlo
al sentir lo que siento al ser padre de estos hijos.
De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0