Voy aquí y allá, voy a donde sea a donde me lleve la marea.
Sin pensar en el rumbo, en el mañana en esas cosas que agobian a los necios que se creen sabios y voy, sin llegar tan solo avanzo, sin miedo, saludando de mano a los obstáculos. Cosas como estas se ven llegar todos los días.
Soy joven como los cerros verdes, como el barro de mi camino, nuevo como el mar y sus olas, y saludo y llamo a todo los seres vivientes que se admiren que soy joven y que las plantas de mis píes todavía no se cansan y que mis manos no tienen espinas, y en mi cuello no hay cadenas, ni soy esclavo, mucho menos dueño, y soy libre y ellos son libres como yo de venir, de estar, de ir donde me lleve la marea, de estar en donde sea , como quiera soy.
Levanto la mano, la voz para que donde sea me escuchen, para que el injusto me escuche y el corrupto de mi se esconda, pero yo he de encontrarlos. Y también voy a saludarlos de mano, firme, de hierro, con la sonrisa joven como yo, como los cerros verdes, como el barro de mi camino.
Soy joven sonrío, le sonrío hasta a la muerte con la sonrisa repleta de dientes y le doy un abrazo fuerte y firme a los contratiempos, como si saludara a viejos conocidos de la infancia reciente, una palmada en el hombro a los problemas. Vamos, vamos todos juntos a saludarnos, abrazarnos con un abrazo joven como yo, como los cerros verdes, como el barrio de mi camino.
Traigo un saco repleto de sueños para tirar en el camino, como semillas, ojala caigan en vientre fértil, tierra amada, también a ti te saludo y te tomo entre mis manos, te acaricio como para despertar al genio oculto, para robarte la vida como si mis dedos fueran raíces de mi sueños.
Y levanto la vista canto con el viento y si dicen que mi voz hoy no lleva canto, ni melodía no importa es voz mía, propia, marca registrada ante el cielo y los hombres. Es solo mi voz jugando a ser una con el viento