Crepúsculo dorado donde palpita el deseo,
un fuego que arde sin freno, un anhelo sin rodeo.
Cada susurro, cada roce, encienden la pasión,
como un huracán que arrasa, una feroz tentación.
En la danza de los cuerpos, en el vaivén del deseo,
se entrelazan las almas en un ritual sin trofeo.
El corazón acelerado, latiendo al compás,
mientras el éxtasis nos envuelve en su fugaz paz.
En el roce de tus labios, en el calor de tu piel,
se despiertan sensaciones que no puedo contener.
Es un frenesí de emociones, un fuego incandescente,
una ola de placer que nos sumerge completamente.
¡Noche feroz, embriáganos junto a la luna de pasión!
Que nos entregamos al fuego de esta ardiente explosión.
Sin palabras, sin medidas, solo el éxtasis nos guía,
en esta danza sin fin, en esta noche de magia.
El calor de la piel, la electricidad en el aire,
nos lleva a un lugar donde no existe el desaire.
Perdemos la noción del tiempo, perdemos ganando,
de las cosas que ocurren cuando nos vivimos amando.