Brisa tibia irrumpe tímida
por el resquicio de mi alma; el viento terco dobla mi palma
resiliencia labil y sentida.
Yace el mundo boca arriba,
irresoluta la noche viaja;
otoño invernal desparpaja
mi flor alegre y sensitiva.
Indolente placer que calla
en las noches de madrugada;
ria desbordante, desesperada
por la senda seca estalla.
Noche serena me silencia;
absorto miro tu estrella,
titila sin ser la más bella
desaparece en mi presencia.