Había aires en mi ser, no lo sabía, era niño aún para entender
y ni sabía que la tinta y el papel harían vuelos con mi vida.
A flor de piel anclaban mis hijos como anclaban las letras esparcidas
sin que supiese yo de letras ni de proles, amaba aquello que ignoraba.
Descalzos andaban esos soplos puros llenándose de barro
y tampoco sabía en mi inocencia que de barro fue la vida.
Otro tiempo y otro espacio, el mismo cielo y alma abierta,
pájaro alerta en la rama mirando los descubrimientos.
Tan ajeno entonces al dolor y ajeno por principio a la muerte
mis ignorancias se borraban con el tiempo, ávidas de luz.
Después supe que el amor eran los hijos y del amor eran poemas
supe que ser padre era criarlos… a los poemas y a los hijos.
El manto violeta de la noche poco a poco esclarecía
y el pueril entendimiento maduraba en el rápido giro de los tiempos.
Había en mí, aires que eran hijos y estaban anclados los poemas
y fueron por mí encerrados en mi alma como el aliento de mi ser.
De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0