Bajo el peso de la noche, escucho susurros,
en el eco de un corazón agotado y triste,
mi alma se estremece, buscando consuelo en la penumbra,
mientras el mundo gira, ajeno a mi dolor.
Si tan solo pudiera ser el eco del viento,
susurrando entre las hojas en la oscuridad,
o la luna plateada, derramando su luz sobre la tierra,
quizás encontraría paz en este silencio sin fin.
Pero aquí estoy, atrapado en este laberinto de emociones,
donde el sufrimiento resuena en cada rincón,
y las risas ajenas se convierten en punzantes dagas,
hiriendo mi alma en su herida expuesta.
En la quietud de la noche, me sumerjo en mis recuerdos,
buscando respuestas en los susurros del pasado,
pero solo encuentro el eco vacío de mis propios lamentos,
recordándome que la tristeza es mi compañera constante.
Aun así, mientras el mundo duerme ajeno a mi pesar,
me aferro a la esperanza como una luz en la oscuridad,
sabiendo que incluso en los momentos más oscuros,
siempre hay un destello de luz esperando ser descubierto.
Leonardo León - 25/Marzo/2024
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