Si, soy yo, los ojos de la misantropía,
oscuridad pestilente
de lágrimas durmientes
que ensombrecen la anarquía.
Si soy yo, caballero de la muerte,
guerrero en triste suerte
que lucha en la felonía.
Es deshonor común fantasía,
ante la insípida agonía
que un mal destino advierte.
Más por bien que concluía
me animaba en la distancia el poder verte.
¿Quién pensare que algún día
un corcel me abatiría
y lograse hacerme hiriente?
¿Quién pensare que algún día
conociere epifanía
en esta sima estridente?