Es tu amor lo más valioso
que en la vida haya tenido
siendo farol encendido
muy radiante y luminoso.
Con su rayo majestuoso
me brinda su incandescencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
Guarda el divino misterio
de inundarme de alegría
que se vuelve poesía
con la nota de un salterio.
Me mantiene en cautiverio
con su gran fosforescencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
El me hace soñar despierto
contemplando la alborada
en tu fulgente mirada
que parece un cielo abierto.
El es apacible puerto
donde abrevo mi impaciencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
Es la estrella del oriente
que dirige mi camino
y su fulgor tan divino
de la gloria es bello puente.
Con su flama vehemente
me ofrece su omnipotencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
Con aromas de gencianas
el alma siempre me llena
haciendo mi vida plena
con repiques de campanas.
El posee las fontanas
que de paz me dan la esencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
Está forjado en colores
cual arco iris del cielo
ofreciéndome el consuelo
de sus excelsos fulgores.
Con arpegios soñadores
me ofrece febril cadencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
¡Por eso siempre repito
con espíritu frenético
que su nimbo tan magnético
es de Dios lo más bendito.
Yo me embriago en lo exquisito
de su santa procedencia,
y es la luz de mi existencia
tu presencia.
Autor: Aníbal Rodríguez.