Sembraron sequía,
zanjando la tierra con codicia,
hasta secar la vida.
Migró el agua y no volvió.
El cielo ya no viste nubes.
Desnudo se deja atravesar
por la implacable lluvia solar
que desertifica el humedal.
Come polvo el pueblo,
polvo come el gobierno.
Polvo sirven los avarientos,
a sus hijos polvorientos.