No es puro invicto el sol de la mañana,
tampoco pecado el arrebol de lo postrero,
No es motivo de orgullo el secreto sabido
tampoco la pena confesada alivio pleno,
No hay deseos sin ocultos motivos
ni fantasías sin evidentes pretensiones,
No hay mayor anhelo que verte siempre
ni más dulce espera que tus cálidos besos;
Por ti no hay mayores momentos de paraíso
ni en mis más ardientes y privados avernos.