La partida en silencio,
como el susurro del viento en la noche,
se va deslizando sin un adiós,
dejando en el alma un vacío profundo.
El corazón se estremece de dolor,
al ver partir a quien tanto se amó,
sin poder detener el inevitable destino,
que separa caminos en un cruel desatino.
Los recuerdos se agolpan en la mente,
como cascadas de lágrimas en el corazón,
recordando momentos de felicidad,
que ahora se desvanecen en la oscuridad.
La partida en silencio,
deja un eco de tristeza en el aire,
una melodía de dolor en el alma,
que se convierte en un eterno lamento.
Pero en el silencio también hay consuelo,
en el recuerdo de lo vivido y compartido,
en la certeza de que el amor perdura,
más allá de la partida en silencio.
“Serl”