Entre la cal de la calle
Entre la cal de la calle
y por empinadas cuestas
sube la morena cantando
canciones de amor y fiesta.
Sube la morena cantando,
con su chaquetita puesta
porque el fresquito de agosto
se va notando en el rostro
y en sus esculpidas piernas.
Sube la morena cantando
va moviendo sus caderas
de “lao a lao” de la acera.
Yo me hago el despistado,
queriendo mirar de cerca
esos ojos de azabache,
esos pechos de canela.
Sube la mujer cantando
yo la miro y se rebela:
“¿Qué mira usté ensimismao?”
me replica pispoleta…
pero al final me regala
una gran sonrisa abierta.
Sube la moza cantando…
y por la cuesta se aleja,
trazando tirabuzones
en el agua de la acequia.
Alegre se difumina
y su sombra me requiebra
se va alejando cantando
y boquiabierto me deja.
La tarde de agosto cae
y yo me siento en la alberca
añorando su figura…
y el vaivén de sus caderas.