Lo único que se siente
como pasar sobre una
línea recta es la paz.
La paz es tierra firme.
No es mar o río.
No sé hunden tus pisadas,
no hay piedras, ni olas que
te tumben.
Está lejos de ser una cuerda
floja donde tambaleas.
La paz está justo en el centro
del plano cartesiano de las emociones.
Siempre suma, nunca resta.
Es ésa sensación de acercarse
a la tan anhelada perfección.
No falta, ni sobra nada.
Todo vasta y está en su lugar,
hay un orden.
Cualquier otro sentimiento
son curvas, desvíos, subidas
y bajadas.
Ninguno de ellos te mantiene
en equilibrio.
Y terminas de cabeza
y patas arriba.