Cuando mi infausta vida se termine
y cese por fin mi trágico mal
pueda que al místico cielo camine
o quizá al dantesco fuego infernal.
Y sonará el bronce de las campanas
presagiando de mi existencia el final
ese día como todas las mañanas
divagaré como lo hacía despierto
¡conciente de mi realidad fatal!
Y seré triste aún estando muerto
y aunque mi lúgubre vivir decline...
¡podría sentir tristeza estando yerto!
triste me voy, porque triste así vine.