En el lienzo del destino,
un encuentro trascendental,
dos almas se entrelazan,
en un baile celestial.
Ella, un suspiro del universo,
mi anhelo final,
una melodía divina,
un regalo excepcional.
Bajo el manto de estrellas que conspiran en favor,
nuestros caminos se cruzaron, por designio de amor.
En el tejido del tiempo, un lazo creador,
un pacto etéreo, sublime, sin error.
Cada día a su lado,
un regalo inigualable,
como rosas que florecen
en el jardín impensable.
Su risa,
un poema que hace el alma palpable,
y en sus ojos,
el reflejo de un amor incuestionable.
En la danza del destino,
nos unimos con pasión,
cada paso un verso,
cada abrazo una canción.
Ella, mi musa, mi sueño,
mi inspiración,
en sus brazos,
encuentro mi redención.
Amor que crece,
como ríos que no cesan,
cada día la certeza,
cada momento es promesa.
Ella, el faro que en la oscuridad despeja,
mi corazón por siempre a su belleza se endereza.
Que la estrella que nos guio en este devenir,
ilumine cada paso, cada beso que he de recibir.
Ella, mi destino,
mi razón de existir,
en el canto del amor, la más dulce de mis canciones,
a ti debo dirigir.