Estás joven hijo, y tienes un buen
vivir. Cómo me sacrifiqué por tí.
Hy estoy en tu olvido, porque
ni una llamada tengo de ti.
No te preocupes que ya te llegará
lo tuyo, cuando estés en la vejez.
Ahí te darás cuenta, cuando tus
hijos te abandonen. Ahí sabrás
la pena que estoy sintiendo
yo en mi soledad.