Cuántas noches sufrí de ansiedad,
y días de tristeza al no verte llegar.
Pero mi Dios como es tan bueno
conmigo, me curó al ponerme
otra gran mujer. Ella es tan buena,
que está conmigo en las buenas y en
las malas.
Me suma, no me resta.
Lo tuyo ya es pasado, y he aprendido
amarla, y es tan sencilla como mi
pobre corazón.
Bendito sea Dios por ponerla en mi camino,
y hacernos felíz a los dos porque ella sufría
de lo mismo que yo. Ahora somos
felices los dos, con la bendición de él.