Hay momentos donde no se puede más.
Hay días donde la vida es inalcanzable,
donde el dolor produce pensamientos
de una muerte lejana, aquí, conmigo.
El futuro me llama con su voz de delirio,
acorta las distancias, se posa levemente
en mis cansados músculos, cierra mis ojos,
levanta la tapa de mis sesos y todo es gris.
Hay días donde no alcanzan las palabras
ni los recuerdos juveniles llenos de amor,
esos días secos, retorcidos, sin lágrimas
donde el dolor es tánto que no hay dolor.
Amada, amada mía, ayúdame a esconder
estas páginas blancas para que nadie sepa
para que nunca nadie conozca este dolor:
hubo una tarde, un día, que no pude escribir.
(Del libro El amor Existe y la libertad, Ed. Grupo Cero)