Un hombre estaba solo en la Plaza mayor,
solo, con su soledad de pàramo,
pero en medio de un mar de gente
que se movìa sin tregua,
esperando al "Señor de los Milagros",
De pronto, ya no estaba solo,
con su soledad de luna.
Sintiò un hàlito divino a su lado,
era el "Señor de los Milagros"
que llegaba en Procesiòn a la Plaza.
Sintiò su plàcida compañìa,
y junto a su soledad de yermo,
ya eran tres amigos que iban
en medio de un mar de gente,
"el Señor", su soledad y èl.
SILVIO