Querido Olvido, mi asiduo amigo: Hace tanto tiempo que no nos vemos. Tantos tiempo ha pasado desde la ultima vez que cruzamos palabras o pensamientos. Te he buscado en los rincones más profundos de mi memoria, pero ya no estás ahí . Donde te has metido tan descuidadamente? Antes eras mi compañero constante, el que sabía todos mis secretos sin palabras. Ahora sólo queda un vacío donde solías estar. Te confieso que me siento solo sin ti.
Los recuerdos que solíamos compartir ya no me acompañan como antes. La calidez de lo pasado se ha enfriado en tu ausencia. Incluso los momentos más felices que vivimos juntos parecen distantes y borrosos ahora. Es irónico que quien representa el olvido ahora mismo me haya olvidado. Te escribo desde el recoveco más constante de la memoria, ese lugar donde incluso tú, con tu habilidad de desvanecer pensamientos y borrar recuerdos, a veces pareces perder fuerza y claridad.
Me dirijo a ti, etéreo Olvido, porque he notado tu ausente presencia en mi mente, ese vacío donde antes habitabas tú con tu silencioso trabajo. Eres maestro en el arte de esfumar momentos, maquinista de un tren que se lleva lejos las imágenes y las palabras que alguna vez nos definieron. Sin embargo, me pregunto, ¿qué sucede cuando el olvido mismo es olvidado? ¿Acaso te has extraviado en el laberinto de mis recuerdos, incapaz de encontrar la salida hacia la oscuridad que es tu reino?
En los días luminosos, cuando la vida se siente plena y los recuerdos fluyen como un río desbordante, te percibo como una sombra ligera, casi inexistente. Pero cuando la noche cae y busco en los cajones del pasado, ahí noto tu ausencia, pues cada recuerdo surge con una claridad punzante, sin señales de tu paso. ¿Has decidido acaso tomarte un respiro? ¿Existen vacaciones para aquellos como tú, cuya esencia es ser olvidada?
Si ese es el caso, permíteme desearte un descanso reparador, pues incluso el vacío merece un momento de paz. Por otro lado, si tu ausencia no es una elección sino un desafío involuntario, te pido que vuelvas a mí. Hay heridas que necesitan de tu bálsamo, palabras que sería mejor no pronunciar de nuevo y personas cuyos rasgos deben desdibujarse con la gracia de tu toque. Oh, Olvido, no te apartes mucho tiempo. Hay danzas que ya no quiero bailar y canciones cuyas letras deseo que se confundan en el silencio.
Te invoco, no como un enemigo, sino como el aliado silencioso de aquellos que buscan la serenidad en el lienzo en blanco que dejas tras de ti. Que cuando decidas regresar, lo hagas con la sutileza de siempre, borrando suavemente las huellas de dolor, dejando espacio para nuevos capítulos y alegrías por venir.
Ojalá pudieras regresar a mi lado para que volvamos a ser los viejos conocidos de siempre. Haré todo lo posible para encontrarte de nuevo en mis aposentos mentales y recobrar lo que una vez tuvimos.
Hasta entonces, viviré con la plenitud del ahora, sabiendo que en algún momento, necesitaré de tus servicios, querido amigo
Con la más profunda nostalgia por tu ausencia, [ EmilioDr]