Aun en los peores momentos de la vida,
cuando el dolor comprime el corazón,
cuando la furia y el rencor no olvida,
no debe olvidarse la razón.
El dolor es fuego y muerte,
cuando nos lleva a donde el quiere.
Mas, si la razón es fuerte,
la paz y el amor prefiere,
Se necesita doblegar el propio orgullo,
para recibir las bendiciones de la calma.
para aplacar el corazón, la mente y alma,
hay que escuchar a la razón y no al murmullo.
En el acuerdo de la paz, está la vida,
el pan, el agua y un tibio lecho.
Que no predomine \"mi derecho\".
Sinó, ¡\"Oh, paz, se bienvenida\"!
Autor: Bernardo Arzate Benítez