Bajo el cielo nocturno se alza,
una curva de luz, suavemente trazada.
La luna creciente, cóncava y brillante,
un arco plateado en la oscuridad danzante.
Susurra al viento historias de antaño,
de amantes secretos y de un sueño extraño.
Ella vigila nuestras noches desde su trono estelar,
con la promesa de que siempre volverá a iluminar.
En su creciente abrazo, la esperanza se mece,
y en su tenue luz, la pasión florece.
Es la guardiana de los sueños y la inspiración,
la musa de poetas, bajo su eterna canción.
Así, en su ciclo, renace y crece,
la hermosa luna cóncava, que al mundo pertenece.
Cada fase un misterio, cada luz un poema,
en la inmensidad del cielo, su belleza suprema.