¡Qué bellos los recuerdos
que llegan cada instante,
un día de noviembre
en un banco del parque!
Asoman pentagramas
y notas admirables,
con gotas de rocío
que son como cristales.
Es llanto de los cielos,
suspiros de los ángeles,
que surgen de la niebla
del tiempo y las edades.
Contemplas las ardillas
que suben a los árboles
y exprimen de las ramas
el cáliz de su sangre.
Benditas primaveras
y otoños con saudades,
que vuelven a la vida
en tardes agradables.
Recuerdo tu figura,
surgiendo de los mares,
en ojos de un poeta
y joven principiante.
Estaba enamorado,
vivía aquel instante,
te amaba locamente
y tú no lo notaste.
¡Es bello aquel recuerdo,
no importa el desenlace,
amar siempre es bonito
juntando el alma y sangre!.
Te quiero todavía
y sé que tú lo sabes,
estás en mis recuerdos
y espero que me alcances.
Estoy en este banco,
en un rincón del parque,
aquel donde soñamos,
amarnos cada tarde.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/04/24