Muchos ojos me miran de puntos cercanos
y aun desde extrañas lejanías.
Abruman mi pequeñez en lo extenso
acariciado por los reflejos de esos ojos,
de flores de espinillos y de sombras
y de la luz refulgente desde el cenit.
Es tan vasto mi entorno
que de no ser mirado por todos eso ojos
mi nimiedad sería exánime…
y sería aplastante el aislamiento del instante.
Son pupilas vivas y sin lágrimas,
son párpados que hablan de su compañía
y hay que saber verlo para ser parte
del prodigio.
Ojos que en la inmensidad me miran
y recrean en mí esperanzas y rocíos.
De mi libro “De mis últimas letras”. 2020 ISBN 978-729-540-5