Miro al recuerdo porque no me miran.
Aparece engendrado para siempre
como la flor que guarda su semilla
a la espera del segundo exacto y certero.
Miro como mira el río en el estío,
piedra voraz de muerte,
pajarito sin abrevadero y sin rama.
En ese miro hay encendida esquina
pudriendo lo tangible y su contrario;
no hay más crueldad que la de un eco
si le falta la montaña... si le falta la noche
en la mañana .
El espejo no sabe que sé y, sé... sé que
detrás no se esconde el mirar
como se miran las cosas del alma.
La ventana tiene miedo porque no me miran,
porque cerrar es abrir de par en par
la agónica posada donde pan y vino
ni apaga sed ni trigo descalza.
Miro al recuerdo y, lo miro con ganas,
de saber que nada es la vida
una muerte larga y profunda
como
una
mirada.
Andrés Lakota.