Vi a mi nombre venir solo
un día, por el camino acostumbrado,
se había desprendido del tuyo
una tarde soñada
en ese puente cubierto de flores
solitario y antiguo;
lo había arrojado al vacío,
a la nubosa cascada
a la frondosa enramada.
Hoy no conoce el lugar
dónde pudo el tiempo levantar
el túmulo con un R.I.P.
y tus iniciales;
no se ubica el lugar
donde estuvo el puente,
pues hay más de cien iguales
entre esa jungla y la niebla,
y todos se llaman
¡olvido!
Bolívar Delgado Arce