EHUR OHR

Letargo...

Letargo…

más largo y cansado que la tortura de la incertidumbre,

deslucido y gris,

amortiguando las horas del reloj de la indecisión.

 

Trémulo golpe de hastío que quebranta mi escasa confianza,

con la desolación arraigada en el alma

y una tristeza enmudecida que petrifica la soledad que me ocupa.

 

Catarsis necesaria tal vez,

fin de un ciclo, posiblemente,

aurora de un resurgimiento,

o quizá el acabose…

la inevitable terminación de mi desplazamiento hacia lo incierto.

 

Y entonces, me veo sumergido en un inesperado suspiro…

que ha quedado atorado en lo improbable.

 

No queda nada del mortal que fui,

ha crecido en mi el desconcierto…

y me consumo en la nostalgia de mis versos.

 

Intente mil veces evitar el pasado que me abruma…

y no desaparece,

más, sigue girando la rutina en el periplo cansino de cada jornada.

 

Siento que se desvanece mi aliento en el naufragio improvisado de mis disimuladas lágrimas.

 

Tengo que reconocer que imposible será detener la contundente fuerza del destino, que a toda costa procura cumplir su encargo.

 

Ese abismo que ahora encierra mi razón me desconcierta,

reprime al corazón hasta el límite de debilitar mis latidos.

 

La noche espera…

paciente aguarda el desenlace de mi quimera,

mi último intento se reviste de esperanza,

quién sabe si al despertar…

un nuevo amanecer desaparezca esta cruenta pesadilla.