Hoy contigo es noche hermosa,
cansa el día va a su reposo,
y tu ¡Oh, Dios! estáis en cada cosa,
también en el descanso en gozo.
Abres el sueño a nuestros cuerpos,
cierras ese trance como muerte:
en reposo, quietos;
esperamos a nuevo para orarte.
Otra noche en secreto nos instruyes,
y a parpados obscuros reposamos,
mientras de nuevas fuerzas retribuyes,
a nuestros cuerpos que aun de noche
te alaban entre el sueño que diluyes.
Isaías González Arroyo