No podemos evitar
ese mundo de tristezas,
más las podemos curar
mostrando nuestras grandezas.
Elijamos la alegría
como forma de vivir,
sin esa melancolía
será fácil existir.
La amargura es un veneno
a enterrar en el jardín,
no existe ningún galeno
que dé remedio a su fin.
Las lágrimas derramadas
son rocío al corazón,
quizás fueran arrancadas
por querer con gran pasión.
La aflicción viene a nosotros
como los días oscuros,
mostrándose ante nuestros ojos
como obstáculos con muros.
Classman