Quizás, fue el Tiempo Defectuoso
de Miserias Truncas.
Quizás, fue el Espacio
que Murió,
Y este Presente Profano
que Impuro No se Aguanta.
Quizás es que
con la Memoria en mi Palma de la Mano,
Se Cuece Ese Tiempo Mudo
que Selló Cristalino un Pacto con Vos.
Entre la Piel Arrugada de Mis Ojos
Recuerdo el Sin Nombre
del Grito que Jamás Calla.
Fue en el México Querido
y en un \'86 del Pasado Siglo,
Cuando la Frustración y la Derrota
se Hicieron Victoria
de una Guerra Innombrable de Dolor.
¡Y Fue el Milagro!
¡Y no lo Hizo, No! un Santo Varón!
Lo Hizo el Diego
que desde su Estrella
Juega Aún con un Celeste y Blanco Balón,
aún a Carcajadas y Sonriente,
por haber Vengado en Venganza Pequeñita
a esos Ladrones de Patrias.
Ingleses Incrédulos:
¡Como Estatuas de Cemento Quedaron!
Y Fue la Doble Victoria y la Vil Derrota
sólo Inscripta en una Cancha y una Pelota
que los Mató como Némesis en Llamas de Fuego
de ese su Ardiente Valor.
El Tiempo Seguirá Transcurriendo
Cuando una Pelota Enamorada
Y la Bandera de mi Patria,
Piel y Sangre Albiceleste,
Siga Sembrando el Camino de Todo Aquel
que Jamás Se Rindió.
Mientras en el Alféizar de las Ventanas
de los Cielos
el Orgasmo de Un Gol y una Gambeta
Alce el Telón Triste
de Todos los Derrotados de Derrotas.
Ay! !Diego Maravilla!
¡Fueron y Serán el Milagro de tus Pies!
¡Y esa Milagrosa Mano que te Regaló Dios!
Inyecta de Pecados, Sí!
que se Inmolan
y se Revierten Renacidos
en tu Ángel
Ajeno Ya,
de este Mundo Injusto y Repetido
que Jamás creyó, ni
Entendió el Fervor de Tu Mirada,
(Cielo Celeste y Algodón de Nube Blanca)
Y ese el Corazón que se Agiganta
al Recordarte:
¡Diegote, tan Argentino,
como el Mismo Dios!...
(Patricia)