En esta tarde lluviosa,
cortejada por el silencio,
pienso en ti mujer hermosa
y en tu creciente desprecio.
Llanto y tristeza en derroche,
emergen en tu ausencia,
mi cuerpo reclama tu presencia
antes que terminen la noche.
Se que estas con otros regalando tus favores,
y yo servil esperándote
con un ramillete de flores.
Que me aleje de ti, sugiere la razón,
pero mi cuerpo al sentirte,
disipa tal pretensión.
POR: ANA MARÍA DELGADO P.