Es la Espada Cóncava
que Separó la Sílaba en Tremendas Partes.
Es la Espada Indigna
La que el Disperso Polvo
que Nunca Despertó,
Es la Envidia, la Hiel Verde Oscura de Dolor,
que Entumeció Fatal
la Impía Frontera y el sin Límite
entre Oscuras Sombras Sin Sabor.
Es la Mancha y el Epitafio
Que Sombrío Jamás se Escribió.
Indagando entre Maltratados Espejos
que de Piedras y Blancos Mármoles
Suspiran entre Rejas,
la Certidumbre Inserta
en la Apretada Roca
que Difusa y Para Siempre
Se Marchó.
Es el Lodo y el Pantano
que Hundidos entre Barros
Retorcieron Nostálgicos
la Presencia de un Alma,
Estancada entre Vidas
de Ignorantes Vidas
que Sin más se Suicidó.
Es el Solazo y la Estrella
que Pendían de Un Extraño
Caminar,
Entre Sendas ya Amuradas
de Vacíos de la Nada,
Y Pendulados en esta Noche Negra
Sin Más,
Y sin Ningún
Dolor...
(Patricia)