La gracia de los niños
brillaba por sus caras,
las manos infantiles
jugaban en el playa.
Hacían, con la arena,
castillos y montañas,
murallas y canales
con fosos y con agua.
¡Bendita la inocencia
nacida de estas almas,
llevando hasta sus juegos
los sueños y la magia!
Los sueños infantiles
surgiendo de la nada,
en cuentos y relatos
que había por sus casas.
Se juntan los amigos
con cubos y con palas,
hay risas y empujones
y labios con su gracia.
Los ojos de los padres
admiran, sin palabras,
el cuadro, y ese instante,
de playas y de algas.
Conjunto sugerente
de ideas y de calma,
sin nieblas y sin brumas
que dejen telarañas.
La gracia de esos años
son versos que se guardan.
recuerdos que se archivan
y duermen en las almas.
Por eso los suspiros
regresan a esa estancia,
la infancia y unos años
con niños en las playas.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/04/24