EL ECO DE MIS RAÍCES
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Del campo a la ciudad llegué un día,
Un nuevo mundo frente a mí se abría,
Usar zapatos de colegio, una nueva rutina,
Pero en mi corazón, la añoranza persistía.
En el campo, con los animales crecí,
Mis ojotas eran mi calzado preferido,
Corriendo libremente, sin preocupación ni frenesí,
Sostenido del brazo de mi abuelo querido.
Pero el destino me trajo a este lugar,
Donde el bullicio y el asfalto reinan,
Aunque extraño mi hogar, debo adaptarme,
Y encontrar mi camino, sin importar las cadenas.
Fue difícil separarme de mi rebaño,
Cuando apenas empecé vivir el engaño,
No permitiré que me quiebre la burla,
Lucharé contra de los demás, con furia.
En cada paso, en cada desafío,
Recordaré mis raíces, mi origen sencillo,
El campo vive en mí, en mi alma y en mi brío,
Y aunque esté lejos, siempre será mi cobijo.
Cómo olvidar las carreteras, como hilos de un tapiz,
La vía se perdía en un horizonte gris,
Del campo a la ciudad, mi destino se trazó,
la brisa de mis ojotas, en la ciudad se perdió.
Autor: LUÍS ∆P∆Z∆ H. Alías: Corazón Bardo
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