En las tierras de Quisqueya, el merengue nació con brío, con ritmo alegre y movido,que a todos pone en armonía.Bailando con melancolía, se siente el alma vibrar, al compás de un tamboril, y el acordeón como guía. El merengue nos hace sonreír, en Dominicana, ¡vivir es sentir!
Bailando al ritmo dominicano, el merengue se siente en el aire, pasos que hacen florecer el baile,y contagian un gozo soberano.
En cada nota, un palpitar humano, que alegra corazones sin cesar,cuerpos que no pueden parar,moviéndose con gran destreza,
celebrando con toda certeza, esta música que es puro palmar.