De pronto, su mirada iluminó mi sendero y su sonrisa a mi alma.
De mirada tierna, de piel suave y silueta perfecta; ni el mismo viento dejó pasar ocasión para entretenerse en su pelo y jugar con suave brisa cual caricia de seda, postrado a sus pies.
Así como yo que sin tenerle me sabía a su disposición eterna.
ℙ𝕠𝕖𝕤í𝕒 ℂ𝕠𝕟𝕤𝕥𝕖𝕝𝕒𝕔𝕚ó𝕟.