Acumulo cosas en el baúl del tiempo.
Es hora de abrirlo y desechar páginas
amarillas: amores que no esperaron
al silencio, sillas vacías que cosechan
lágrimas, crucifijos que la memoria altera ,
cuadernos donde el grafito equivocó
el camino y se perdió en las soledades.
A partir de ahora perderé el tiempo, sí;
deseo que sea un golfo permanente,
un cabreado océano.
Vestir los segundos que agiganten
los minutos será la ropa de mi jardín,
la flor que merece la espera.
Mi voz no será un cadáver a merced
del viento esperando los pétalos del ciprés.
Demasiadas huellas en las aceras anulan
la sonrisa, desgracia del vagabundo.
La piel acumula demasiadas cosas
en la báscula y aparece lo inutil del concierto.
Dejaré el baúl abierto, hay mucha basura
sin posible reciclaje; tanta miopía
pudren los ojos... que muera bien.
Que mueran las esquinas sin saber;
que mis labios abracen las primaveras;
Y que mis píes alcancen la altanera desnudez
que mi alma desea.
Que me juzgue la esperanza sin la venda
Y no una triste farola.
Andrés Lakota.