El cielo nublado contiene la lluvia,
el sol está oculto entre las nubes, tímido, indeciso y apagado,
pero mi corazón luchador ruge como un león
y sale a flote con sus propias fuerzas,
arenas movedizas sacuden mi interior,
pero yo no dejo que mi cuerpo se hunda.
Una luciérnaga abre una luz mágica en la oscura penumbra,
y me hace ver, y me marca un camino sin regreso,
un sendero claro, con colores vivos y alegres,
música positiva de notas locas para gritar
por encima del algodón de las blancas nubes.
Siento como mi mente desordenada y confusa
vuelve a florecer y a vibrar con nitidez,
millones de colores brillantes deslumbran mis pupilas,
mis mejillas vuelven a sonrojarse
y mi corazón a latir con fuerza,
una circulación de brisa fresca recorre mi cuerpo de pies a cabeza.
Entonces noto como vuelo con el pensamiento
junto a luciérnagas y hadas preciosas,
besos y abrazos de seda aterciopelada
me devuelven la ilusión que había perdido,
y vuelvo a escuchar aquellas notas de violín
que enamoran mi alma de nuevo,
y chorros de felicidad me invaden otra vez.