Te invado el cuerpo,
envuelto en el placer.
Imagino tu libre amanecer -cuán atado el mío es-.
Te sueño en sueños -¡bendita ilusión!-
Todas las noches
estás en mí...
Cada día te siento
en el haber de mis adentros,
rozando,tú, mi morena piel,
corriente cristalina,tú,
de fuente que quiero beber.
Entre sábanas de seda,el amor
-enredadera alzada-.
Amarte en el columpio de las ganas,
mi bien.
Tú, suavemente me enamoras.
Cuánta ventura de tenerte
en noche venturosa de oleajes,
alborado el amor,
transformando el pecho florido
en rosas
de amarnos
-amarte no es pecado,
haciéndonos el amor:
corre tu río,
el mío se desborda
en su correr-.
-salvador-