En su elegancia me perdí
por su carisma me detuve
soportaron mi desliz
las emociones que contuve.
Me perdí
en los colores de su ausente gris.
Me sometí
a la supina risa, maniquí.
Impaciente permanezco
por la risa de su afecto
sin defectos
Impaciente permanezco
por su aura si me ofrezco,
si perezco.
¿Quién eres Maniquí?
¿Qué quieres tú de mí?
¿A qué espanto atribuye
ese aura su rugir?
¿Quién eres Maniquí?
¿Por qué miras el cristal?
¿Cuál es tu actuar?
¿Qué es lo triste que hay en ti?
Y el silencio es la respuesta
que en su máscara dispuesta
manifiesta para mí,
deshonesta risa impuesta
tan funesta en maniquí.