En la mitad del camino
me encontré un pájaro muerto.
No sé si cayó de un nido,
puede que estuviera enfermo,
lo que sé es que en el camino
me encontré un pájaro muerto.
Me paré muy sorprendido
al ver algo tan funesto
y me acerqué con sigilo,
en demostración de afecto,
porque estaba sorprendido
por ver algo tan funesto.
Se encontraba el pajarillo
de polvo todo cubierto
abandonado al destino
con sus ojos aun abiertos,
pero estaba el pajarillo
de polvo todo cubierto.
Su plumaje de amarillo
ya no cubría sus huesos
y cogida con su pico
una ramita de abeto,
más su color amarillo
no le cubría sus huesos.
Lo retiré del camino
pues no es sitio para muertos
y lo enterré en un hoyito
medido para sus restos,
alejado del camino
pues no es sitio para muertos.
Y por último capricho
me dejó para el recuerdo
el origen y el motivo
de su cruel fallecimiento
y fue su último capricho
dejado para el recuerdo.
Pues posando al pajarillo,
se le desprendió del cuerpo
la basura de algún tiro
de algún cazador molesto
que no quiso al pajarillo
y le disparó en el cuerpo.
Una bala de asesino
lo llevó donde los muertos
y me dejó pensativo
preguntando ¿qué habrá hecho?
para que un mal asesino
le lleve donde los muertos.
Descansa y vuela tranquilo
con los pájaros del cielo,
pues ningún otro asesino
te disparará de nuevo
y descansarás tranquilo
con los pájaros del cielo.